martes, 16 de marzo de 2010

SONETO

Tras siempre arder, nunca consumirme;

y tras siempre llorar, nunca acabarme,

tras tanto caminar, nunca cansarme;

y tras siempre vivir, jamás morirme;

después de tanto mal, no arrepentirme;

tras tanto engaño, no desengañarme;

después de tantas penas, no alegrarme;

y tras tanto dolor, nunca reírme;

en tantos laberintos, no perderme,

ni haber, tras tanto olvido, recordado,

qué fin alegre puede prometerme?

Antes muerto estaré que escarmentado:

ya no pienso tratar de defenderme,

sino de ser de veras desdichado.
FRANCISCO DE QUEVEDO